lunes, 3 de febrero de 2014

El País de Nunca Jamás




Nunca nadie toma en cuenta las opiniones de un niño..."son cosas de la edad" suelen decir los papas,incapaces de reparar en que esas criaturas no saben mentir ni tampoco en que no tienen miedo a madurar, de hecho se pirran siempre por hacerse los adultos a todas horas y eso ya son dos puntos que, al menos a mi, me ofrecen bastante confianza...

Míranos aquí a nosotros, tan increíblemente sabios, con esa tremenda capacidad de hablar sobre todas esas cosas tan serias sin apenas despeinarnos, divagando sobre lo divino y lo humano sin titubear las más de las veces, al menos delante del público observante y, sin embargo, con un miedo atroz a crecer, a cambiar, a progresar en definitiva;que nos paraliza los sentidos por más de mayores que vayamos, y de gallitos...

Reconócelo, por una vez. Aunque sólo sea frente a ti mismo. Y cambia, ahora que todavía puedes : No te dejes alienar por la masa,no vuelvas a temer despeinarte ni caer al barro. No te dejes amedrentar y,al volver a levantarte,que sea con una sonrisa triunfal después de esas cuatro lágrimas que los feos cocodrilos te hicieron soltar alguna vez...aquella en la que te arrebataron de un tortazo a sangre fría la inocencia y entonces dejaste de ser niño.

Vuélvete pequeño nuevamente, de verdad, no hay nada de malo en ello y empieza por no seguir mintiéndote a ti mismo.

Juguemos a dejar de ser tan solemnes y quizás así todo vuelva a tener la importancia que un día pareció tener.

Y, lo más importante : Que no te acobarde volver a confiar.
Ese es el único camino a "Nunca Jamás" y sólo allí podrás volar hasta tocar el cielo.

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