miércoles, 7 de mayo de 2014

La correspondencia...



El primer día que te conocí llorabas...aunque tu cara fuese un poema de lágrimas que jamás permitiste salir al exterior,al menos,no delante de mi presencia;pero yo las vi. Allí estaban y se que todavía te inundan.

La probabilidad condicionada de conocer a alguien que escriba y no se invente nunca las cosas es prácticamente nula,a no ser que trate el asunto sobre la historia del señor encargado de los anuncios por palabras del periódico local.

Hasta los comentaristas de la columna futbolistica meten alguna que otra mentirijilla piadosa o exageración entre sus resultados,con más frecuencia de la que deberían.

Yo misma soy capaz de colocar una luna llena y preciosa como el brillo del primer rocío en la mañana reflejada en aquella inhóspita laguna...que se encontraba en plena Castellana madrileña,doce de la mañana,hora punta y achicharrada bajo un sol abrasador hasta tal grado que como único placer resultaba ostentar el de echarse pulsos contra tu propio jersey,cuello alto,pura lana, para ver quien podia llegar a ser más picajoso de los dos.

Es muy importante entonces aprender a diferenciar cuanto antes la vida, de las letras y saber que para contar buenas historias a veces hay que mentir,omitir,exagerar o disfrazar...no siendo así en otras ocasiones,siempre y cuando estemos hablando de la palabra escrita destinada al entretenimiento puro,el halago o la poesía.

En la historia de tu existencia, no obstante, lo mejor es intentar ser en todo momento  lo más sincero que  puedas pero yo me dedico a la grafía así pues estoy en mi total derecho a engañar tanto como desee entre mis párrafos...tanto,tanto,tanto que quizás a veces hasta emplee un poco de verdad en ciertos puntos pero eso ya es otro cuento.

Todo esto te lo explico porque de cuando en cuando las anécdotas bonitas también ocurren en lugares feos. Ahí es cuando cobra importancia  la presencia de un buen narrador a mano capaz de extraerles toda su belleza aunque sea mediante cuentagotas,aliteraciones o paronomasias.

La gente que huele a sudor también se enamora y hay quien pide matrimonio tras la ingesta de caja y media de loperamida aunque luego nadie quiera leer este tipo de sucesos entre las páginas de un relato de pasión y sentimientos.

Por eso en ocasiones es tan indispensable esconder ciertos detalles como anotar otros que no llegan a ocurrir jamas de los jamases: Y tú,aquel día lloraste.

Lloraste y me contaste sin palabras que estabas enamorado de otra y que no sabías que coño estabas haciendo allí conmigo frente a frente,aparte de llorar y de enamorarme a mi también.

Me llamaste de idiota para arriba aquella noche mientras tratabas de explicarme que ninguna persona normal se enamora a los cinco minutos de "conocer" a otra...que eso solo lo hacíamos tu y yo y que nadie más en el Mundo;menos aún,sabiendo como sabíamos de antemano,que,para nosotros,la palabra "correspondencia" solo se iba a limitar al significado del intercambio de nuestras memorias escritas,no así,bajo ningún concepto, al de los sentimientos...




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